Si eres propietario de una vivienda y quieres darle una segunda vida es muy probable que te hayas llegado a preguntar qué es más rentable: ¿Un alquiler turístico o un alquiler de largo plazo?

En primer lugar, es importante tener claro la principal diferencia entre estas dos modalidades de alquiler. Un alquiler vacacional se entiende por una renta de un corto periodo de tiempo, en el cuál los huéspedes hacen uso de la vivienda de manera puntual y esporádica. Los huéspedes son visitantes.

Por otro lado, un alquiler a largo plazo, como su propio nombre indica, es una renta por un largo periodo de tiempo. Se cede la vivienda a los inquilinos y la toman como su propio hogar durante el tiempo que dure el contrato. Los inquilinos son, por lo tanto, habitantes.

Una vez se tiene esto claro se procede a analizar más específicamente los detalles que determinan qué es más rentable para comercializar la vivienda.

– Contrato

Actualmente, según la última modificación de la LAU (Ley de Arrendamiento Urbano) en 2019 se establece que la vigencia del contrato de alquiler de larga estancia se prolonga a 5 años. Esto, por lo tanto, significa que el inquilino puede hacer uso de la vivienda como mínimo durante 5 años, hasta que ambas partes decidan no renovarlo. Durante ese periodo de tiempo el propietario “pierde autoridad” sobre el inmueble.

En el alquiler vacacional, en cambio, el contrato es de corta duración y muy flexible. El propietario tiene un mayor control sobre la vivienda, y está al tanto de toda la actividad de reservas. Es un formato más moldeable a las necesidades de los propietarios.

– Usabilidad

Como se ha mencionado anteriormente, en un contrato de alquiler de larga estancia el dueño de la propiedad sólo podrá hacer uso de la vivienda cuando finalice el contrato de arrendamiento. Si quiere acceder antes para cualquier gestión o trámite, ha de ser con autorización y aviso previo al inquilino.

Con un alquiler vacacional el propietario puede hacer uso personal de la vivienda y puede disfrutar de su estancia hasta 30 días al año. De esta forma, la vivienda sigue siendo completamente suya y puede sacarle un provecho en aquellos momentos en los que esté en desuso.

– Ingresos

Entre las diferencias existentes entre un alquiler de largo plazo a un alquiler turístico en lo que a precio se refiere destaca la periodicidad.

En el alquiler vacacional, al ser un corto periodo de tiempo, el precio se estipula por noche. Por lo general, esto supone un ingreso mayor. Además, este precio puede variar en función de la temporada, la zona del alojamiento o los servicios que se ofrezcan en el mismo. Puede establecerse una tarifa adaptada a cada época del año para obtener el máximo beneficio. Es importante recalcar que es habitual que el pago se haga por adelantado. De esta manera, se aseguran mejor las reservas y se tiene una garantía de que se aprovecha el inmueble el mayor tiempo posible.

En el alquiler convencional se suele abonar una mensualidad. La misma para todo el año y el pago suele ser a posteriori, es decir, una vez haya acabado la estancia del mes, el inquilino deberá cumplir con su cobro. Esto provoca un mayor riesgo de impago, ya que no se abona previamente como sucede con el alquiler vacacional.

-Mantenimiento y control

Si el huésped quiere pintar las paredes, decorar, reformar… Esto solo será posible en un contrato convencional de alquiler, en el cual es el inquilino quien hace de la propiedad su vivienda habitual y quien puede hacer lo que establezca su contrato llegando a un acuerdo con el propietario. Esto solo no será posible en aquellos casos en los que se establezca un acuerdo/contrato mucho más estricto.

En el alquiler turístico, en cambio, son los propietarios quienes se hacen cargo y toman las decisiones sobre todo lo que se refiere a la vivienda. No hay nada que pueda modificarse que no sea bajo su supervisión.

Asimismo, en el alquiler de viviendas vacacionales la limpieza suele ser algo habitual ya que constantemente debe estar preparada para recibir nuevos visitantes. Esto favorece el mantenimiento y las buenas condiciones de la propiedad a lo largo del tiempo.

En un contrato de arrendamiento convencional, el estado y la periodicidad de la limpieza corre a cargo del inquilino.

Estas son algunas de las principales diferencias entre un alquiler turístico y un alquiler de largo plazo. Las diferencias entre sí son bastante notorias y la rentabilidad, por lo tanto, también. En un alquiler vacacional el propietario sigue teniendo todo derecho y uso de su vivienda, pero en aquellos momentos en los que esta está inhabitada puede comercializarla y sacarle un gran beneficio. 

Si además decide gestionarla a cargo de una empresa como HomeForGuest, no tendrá que hacerse cargo de nada y podrá potenciar su propiedad sin preocupaciones y aumentando sus ingresos al máximo.